¿Estabas en el colectivo? | Entre mariposas y gusanos #2
Sobre empezar y animarnos a que el mundo nos vea.
El día que lancé este newsletter tuve sueños lindos. Hacía mucho que no me pasaba.
Soñé que estaba en un colectivo y le empezaba a hablar a alguien; no sé bien por qué, pero yo me ponía a darle un discurso al mejor estilo America Ferrera en la película de Barbie. Y con urgencia y desesperación le decía a esta persona: “¡¡¡No te quedes inmóvil!!! ¡No te quedes al borde del camino!”.
“Sí, estoy citando a Benedetti”, le decía, porque hasta en sueños te respeto el derecho de autor :P
Era una invitación a empoderarse a una persona que dudaba, que quería pero que no se animaba. Y me hizo pensar en que tenía que compartirlo. Porque, quizás, esa persona del colectivo seas vos.
Y esto también me hizo reflexionar sobre mi propósito. Para mi trabajo le digo “marca personal”, pero de lo que en el fondo se trata es de acompañar a las personas a animarse a expresarse.
Se trata de empezar a compartir nuestras creaciones. (Sí, también ese posteo para Linkedin es una creación tuya; perdón, pero es que estuve leyendo “Libera tu magia” de Elizabeth Gilbert y me tiene poseída con su oda a inspirarnos a tener una vida creativa. Es probable que siga citándola :P).
Y todo esto es vulnerabilidad en su estado más puro. Creeme.
Es poner tu corazón en tu mano (sí, aunque estés hablando de trabajo). Porque te estás dejando ver. ¡Y sabes todo lo que eso significa! Mirá si no va a generarte todo el torbellino de emociones que te genera. Aunque sea escribir un post, contar una idea de negocio o hacer un nuevo hobbie.
Lanzar este newsletter significó mucho vértigo para mí. Si bien no era algo nuevo, era mi vuelta a la vida digital después de varios meses de silencio y ansiedad. Así que sí, también tenía vértigo. Y miedo.
Pero cuando lo hago, cuando comparto con el mundo desde este lugar auténtico y que me sale desde lo más profundo, es inevitable no sentir ese vértigo lindo. Es inevitable que no se me dibuje una sonrisa ahora mientras estoy escribiendo sobre algo que me apasiona.
De alguna manera, es sentir que me paro en medio de un colectivo y doy un discurso. No importa a quién; no importa si es redituable; no importa si es productivo. Lo único que importa es no quedarme inmóvil al borde del camino y honrar mi deseo.
- Bárbara
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