No quiero ser tibia
Decir "estoy escribiendo una novela" me da vergüenza. Pero más miedo me da seguir deseando en silencio.
Estoy escribiendo una novela. Estas 4 palabritas vienen cargadas: de sueños, objetivos y vergüenzas. Me cuesta decirlas así sin vueltas. Una risita, una mueca o un entrecomillado siempre acompañan la expresión. Como para que no parezca que me creo mil, porque… ¿Quién soy yo para escribir una novela?
Lo digo y se me vienen a la cabeza todas las mentorías que di: este era un tema frecuente, el quién te creés que sos para tener una voz pública. La mayoría de mis clientas no necesitaban que les enseñe a escribir o hablar en público; o sí, pero no era ese el eje central (aunque pareciera). Aquello era una excusa para otra cosa: sembrar la invitación, habilitar al juego, abrir un mundo nuevo de posibilidades. “¿Y si escribís?”, “¿Y si te postulás para una charla TEDx?”, “¿Y si tenés un podcast?”. Esas eran las preguntas que les hacía, sabiendo perfectamente que sí, que lo deseaban, pero que no se creían merecedoras de ello.
Admiro profundamente a las mujeres que tienen el coraje para decir sin vueltas “sí, estoy escribiendo un libro” o el proyecto que sea. Porque en ese “sí, quiero” se dicen que sí a ellas mismas, a su ambición, a sus más grandes sueños.
¿Cómo vamos a concretar nuestros objetivos más ambiciosos si ni siquiera nos animamos a decirlos en voz alta? ¿Cómo vamos a trabajar en lo que nos hace vibrar el cuerpo si somos tibias, si no nos la jugamos por eso que deseamos?
¡Ah! La ambición y el ser mujer. Qué relación compleja. Nos enseñaron que una mujer ambiciosa era sinónimo de “trepadora”. ¡Cómo no nos va a dar miedo resaltar y gritarle al mundo cuáles son nuestros sueños! Tenemos que romper con esos viejos paradigmas y co-crear entre todas otros nuevos. Que pongan a nuestra sana ambición en el centro.
Ser tibia con tu amibición no te protege de nada. Más bien traza la brecha entre tus deseos más profundos y la posibilidad de hacerlos reales. Y ojo: no signfica que tenés que querer escribir una novela como yo. Puede ser lo que quieras que sea, mientras te encienda. Pero, eso sí, solo hay una regla: no lo podés decir bajito.